“A specter is haunting the Democratic Party—“McGovernism.”1

En estos tiempos en los que al votante estadounidense se le pide elegir entre Clinton y Trump, resulta interesante regresar unas décadas en el tiempo y recordar una época en la que la política estadounidense no estaba tan ladeada a la derecha como lo está ahora. En particular, puede ser valioso recordar la figura de George McGovern (1922-2012), candidato presidencial por el partido demócrata en las elecciones de 1972.

Nacido en Avon, una pequeña población rural de Dakota del Sur, McGovern creció observando los efectos de la Gran Depresión sobre los campos norteamericanos. Tras servir en la Fuerza Aérea durante la Segunda Guerra Mundial, se dedicó a estudiar, graduándose como mágister y doctor en Historia de la Universidad de Northwestern, a la vez que dictaba clases de historia y ciencia política en la Universidad Wesleyana de Dakota. 2 Su tesis doctoral se centró en el análisis de la Great Colorado Coalfield War de 1913-14, una serie de huelgas y conflictos sindicales que culminaron con la masacre de Ludlow, en la que miembros de la Guardia Nacional de Colorado, y agentes de la Colorado Fuel and Iron Company atacaron un campamento obrero matando alrededor de dos decenas de personas.

A finales de los 50 se lanzó a la política, representó a Dakota del Sur ante la Cámara y el Senado, y fue el primer senador en declararse abiertamente en contra de la guerra en Vietnam. En 1972, ganó las primarias de su partido y emprendió su campaña en contra del presidente Richard Nixon atacando la creciente desigualdad social, y apelando a los intereses de estudiantes, afroamericanos, trabajadores industriales, mujeres y minorías sexuales. McGovern proponía terminar la Guerra de Vietnam, amnistiar a todos quienes habían huido del servicio militar obligatorio, y reducir el presupuesto militar para poder invertir esos recursos en políticas sociales.

Rechazado por los grandes empresarios y grupos de interés, la campaña de McGovern dependió, al igual que la de Bernie Sanders 44 años después, de las pequeñas donaciones aportadas por sus seguidores. Además, sus políticas progresistas generaron una fuerte reacción por parte de los republicanos y el ala derecha del Partido Demócrata, quienes acogieron la consigna de “Anybody But McGovern” (cualquiera menos McGovern), y lo tildaron de radical, estigmatizando su programa como “Acid, Amnesty, and Abortion”.

Junto a la fuerte oposición del establecimiento, la desorganización, los errores estratégicos, y la simple mala suerte afectaron las opciones de McGovern en su búsqueda de la presidencia. Llegadas las elecciones, Nixon ganó estrepitosamente, llevándose todos los Estados menos Massachusetts. Ninguno de los candidatos demócratas que lo sucedieron ha estado tan a la izquierda como McGovern y ambos partidos han virado hacia la derecha; los candidatos más progresistas han sido rechazados en las elecciones primarias, con el argumento de que no tendrían chance alguno de ser elegidos en las presidenciales. Tal y como explica el historiador y sociólogo Josh Mound3, las élites demócratas han protegido el carácter de centro-derecha del partido, amenazando con que cualquier viraje a la izquierda los hará perder las elecciones.

  1. Joshua Mound, “What Democrats Still Don’t Get About George McGovern”, New Republic (29 de febrero de 2016), https://newrepublic.com/article/130737/democrats-still-dont-get-george-mcgovern (último acceso: 7 de noviembre de 2016).
  2. Para más información sobre su faceta como historiador, recomiendo el texto de Jonathan Rees, “George McGovern: Historian”, http://phdinhistory.blogspot.com.co/2012/10/george-mcgovern-historian.html (último acceso: 7 de noviembre de 2016).
  3. Joshua Mound, “What Democrats Still Don’t Get About George McGovern, https://newrepublic.com/article/130737/democrats-still-dont-get-george-mcgovern .