Lo que se diga de un momento dado de la historia depende de la escala que adopte el investigador, escala que puede ser grande, mediana o pequeña. En cada caso, “se verán” cosas diferentes, mientras otras características de los eventos se nublarán.

En caso de que se adopte una escala casi real, es decir que la mirada se pose lo más próxima posible a la emergencia de los acontecimientos, se resaltará la convulsión del devenir, diferentes fuerzas entrelazadas que se afectan las unas a las otras en diferentes planos de maneras poco predecibles. El azar y la incertidumbre “saltan a la vista” y parecieran depender del arrojo de los actores y la suerte de sus apuestas, en contextos cuyas determinaciones no dependen exclusivamente de la acción premeditada, sino de variables externas de procedencias distintas, las cuales, a su vez, tienen grados importantes de imprevisibilidad. La mirada en tiempo real es propia del ejercicio del cronista y del periodismo y, aunque de muy difícil realización, se puede intentar aplicar sobre acontecimientos pasados, si estos disponen de abundantes y variadas fuentes de información. En el estudio del proceso de paz se analizarán las alianzas y polarizaciones que se generan alrededor del plebiscito, los incentivos circunstanciales para que unos y otros adopten posturas determinadas, las correlaciones de fuerzas en movimiento, posibles inflexiones a partir de acontecimientos determinados. La importancia de “la mermelada”, aparecerá al lado de “las primas” para los militares, los cálculos de los precandidatos presidenciales sobre la mejor manera de posicionarse en la contienda venidera, las expectativas de la izquierda de generar un bloque político amplio, la oportunidad de mujeres, indígenas, afros y otros grupos de posicionar sus agendas, la capacidad de perdón o expectativas de venganza de las víctimas … y todo eso sumaría alianzas que en un sentido y otro inclinan los acontecimientos.

En caso en que el investigador adopte una distancia respecto de la emergencia del devenir, es decir una escala media, aparecerán recurrencias en los acontecimientos, surcos, tradición de problemas y, de consecuencias significativas, será más fácil detectar entrelazamientos más o menos estables entre los señalados surcos. La recurrencia de las relaciones entre variables y la persistencia de tensiones entre ellas, que llevan a crisis y ajustes, son características que “aparecen” cuando se adopta una distancia media en el análisis histórico. La distancia media es propia de escuelas como “la teoría de la regulación”, la cual precisamente y como su nombre lo indica, descubre entrelazamientos entre los fenómenos económicos, las políticas económicas, la construcción institucional y los conflictos distributivos; todo lo cual adquiere ciertas regularidades, de tal manera que se pueden caracterizar “momentos”, “fases” o “periodos” de la historia. Un análisis del proceso de paz de mediana duración analiza el fin del conflicto en relación a la extensión y término de las polarizaciones del periodo de la guerra fría que empezó en los años cincuenta, también lo puede considerar a la luz de la crisis de legitimidad que creó el régimen político del Frente Nacional desde la década del sesenta, también como la extensión de las reformas y pactos que desde mediados de los ochenta han intentado la “institucionalización” de las oposiciones sociales y políticas y, en ese sentido, como un momento culmen de integración de la principal guerrilla campesina luego de diez intentos de negociación que iniciaron en los años ochenta, o como una estrategia de las elites para profundizar la transnacionalización de los espacios interiores mediante proyectos minero-energéticos de amplio desarrollo desde finales de los noventa.

Finalmente, el investigador puede interpretar el acontecer contemporáneo desde una mirada de largo plazo, es decir, adoptar una escala pequeña en la que cada momento, giro, conflicto o pacto se nota poco, cuando la acción de unos y otros, la apuesta individual, de organizaciones y grupos “se pierde” en la larga duración. Los factores estructurantes de una sociedad se hacen entonces visibles a partir de grandes condicionantes, tales como las características naturales, los tejidos y la ubicación geográfica, la ocupación poblacional del territorio, los modos de desarrollo persistentes a través de los cambios de periodos históricos, las relaciones internacionales y la ubicación en la división internacional del trabajo, la cultura, las elites y contra elites, la construcción de las instituciones y  los sistemas políticos, en su acepción más amplia. La larga duración no niega la historia en cuanto transformación, sólo que desde ella las apuestas en las que está inscrito el presente son miradas a la luz de condicionantes de muy lenta evolución. En el análisis del proceso de paz se puede resaltar la oportunidad de “llevar el Estado” más allá de la geografía andina, los puertos y los proyectos de enclave, hacia el gran oriente, hacia la otra Colombia con insuficiencia crónica de integración a los mercados y el sistema político. También se puede analizar el acuerdo de paz en relación a la difícil consecución de las soberanías estatales en disputa de manera crónica desde la independencia, esto es, el monopolio sobre las armas, la tributación, la legitimidad del sistema político y legal, el mando, la coerción y la obediencia de la población en todos los territorios. A la luz de la difícil construcción de “la soberanía de lo político” en la historia de Colombia, el proceso de paz se ve diferente. La circunstancia de un presidente neoliberal negociando con una guerrilla comunista participa de un drama ya representado por otros que tuvieron identidades políticas distintas, pero que también se fueron a las armas como resultado del fracaso de “lo político”.

Un último comentario: no es imposible realizar combinaciones de escala para analizar el proceso de paz, después de todo, las escalas nos enseñan que el presente es la concreción de temporalidades distintas, o para decirlo de otra manera, en el acontecimiento actúan pasados de variada historicidad, como variados son los futuros que se abren al desenlace de este proceso de negociación.

FECHA DE ACEPTACIÓN: 22 de Septiembre de 2016.